Alfredo Ramos, el amigo de todos, el güero chivas

Por Juan Carlos Velarde

José Alfredo Ramos de la Rosa, conocido popularmente como “el güero chivas”, por su admiración al equipo de fútbol Guadalajara, se distinguió siempre por ser un hombre leal, carismático y sobre todo auténtico.

Quien esto escribe contó con su amistad durante muchos años. En alguna ocasión, platicó que cuando era niño le tocó vivir en la ciudad de México. Pero no vivió en una casa o en un departamento. No fue así.

José Alfredo pidió en un gimnasio de lucha libre. Fanático del arte del pancracio, llegó a la Ciudad de México para trabajar, y lo que encontró fue un empleo como encargado de la limpieza y vigilante de un gimnasio.

No era un gimnasio cualquiera. Era justo el gimnasio donde entrenaban las estrellas de la lucha libre de los años 70s.

Le tocó ver a grandes luchadores como “El Solitario”, “Aníbal”, “René Guajardo” y a varios integrantes de la dinastía de “Los Villanos”.

Narraba que en ocasiones, Roberto González Cruz, nombre real de el enmascarado de oro, lo llevaba a las funciones de lucha libre para que le ayudara a cargar su maletín y su capa.

Así estuvo durante varios años hasta que regresó a Pueblo Viejo, para dedicarse a otras labores para su sostenimiento.

Él tenía su casa en la Congregación Anáhuac, y vivía con su señora madre.

Le gustaba también la política, milito en el el PRI, donde ocupó varios cargos en el comité directivo municipal.

En la administración que encabezó Tomás Castillo Rivera, también fallecido, ocupó el cargo de director de limpia pública.

Incluso, participó como candidato a rey feo del carnaval en el 2008, con un personaje que lo hizo más popular aún: “Pepeneitor”. Evidentemente resultó el ganador de ese carnaval y fue coronado por las autoridades.

Años después, formó parte de la planilla priista a la presidencia municipal, alcanzando una regiduría.

En ese cargo de representación popular  desempeñó varias comisiones entre ellas de servicios públicos, labor que realizó con eficiencia y decoro.

También se encargó de organizar los torneos de pesca durante la semana santa, eventos que tuvieron gran éxito y una gran participación.

Nunca antes ni después se entregaron tantos regalos y obsequios a los participantes como cuando él tuvo la oportunidad de organizar y administrar esos certámenes de pesca deportiva

Al terminar la administración municipal se regresó a laborar como contratista, labor que desempeñó durante algún tiempo.

El güero fue una persona cabal, directa y sin filtros. Perteneció a una generación  de servidores públicos que eran receptivos a  a los problemas que a que estaban a la comunidad y trataba de dar soluciones de manera inmediata y directa.

Es recordado entre el personal administrativo del ayuntamiento de pueblo viejo por su generosidad en los días de la secretaria y día de las madres

A todas sin excepción les hacía llegar una flor y un pequeño obsequio como reconocimiento a su labor.

Descansa en paz, José Alfredo ramos de la Rosa.

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